lunes, junio 11, 2007

AcroMoralejas




Hace dos semanas ya que terminó el AcroArica 2007, el primer campeonato de parapente acrobático que se hace en Chile. El espectáculo y la onda fueron increíbles, ya escribí bastante sobre eso en El Morrocotudo, si quieren leerlo pinchen AQUÍ. Porque ahora lo que quiero es hablar sobre mis vivencias en este evento, las que me significaron más de un aprendizaje.

Lo primero que tengo que decir es, lo bien que salen las cosas cuando se quiere lo que se hace, esa es la explicación para que los organizadores de este evento entregaran su tiempo, recursos, entusiasmo y energía. Las colaciones, los traslados, la premiación, etc., todo, fue hecho con cariño y recibido con cariño no podía salir mal… También fue un cariñito para Arica, porque este campeonato podría haberse hecho en otros lugares, pero se hizo acá, porque tres ariqueños de corazón lo decidieron.

La segunda cosa que me llamó la atención fue el compromiso con este deporte, eso es algo que me ha resultado difícil transmitir, espero poder lograrlo por escrito, en la tranquilidad de mi blog... Cada piloto estaba comprometido con las acrobacias, entregándose para alcanzar la perfección de las maniobras, ese baile en pareja entre el piloto y su vela, todo sin descuidar la seguridad en el aire, desde los novatos hasta los más experimentados, todos, responsablemente daban lo mejor de si y para lograr el mejor resultado; se que lo que digo está dentro de lo que se espera de cualquier deportista, pero la diferencia, la gran diferencia, la cual quiero hacer notar, es que el compromiso y la entrega de la que hablo eran con la acrobacia en general, no sólo con sus propias maniobras, sino que también con las de todos los demás, cada piloto quería y se esforzaba por buscar la perfección de los movimientos de sus compañeros de competencia y cada progreso que lograban eran celebrado como propio. No se si será así en todo el Mundo, pero después del AcroArica me quedo con la percepción de que el acro es un deporte de cuerpo y alma que se desarrolla en comunidad donde todos ganan.

Una mención especial merecen los gestores del campeonato: Cristian Mendoza, mi vecino, sorprendente verlo en su rol de juez, tan serio, usando siempre el criterio técnico, antes de esto yo lo ubicaba solamente por algunos carretes. Ian Pickenpack, un joven que es mucho más simple que su nombre, se echó una gran mochila encima y la cargó muy bien, este hombre avanza a pasos agigantados. Alfredo Gardilcic, él no tiene idea que remeció mis paradigmas (pero esa es materia de otro post…), sin duda es el gran líder del sueño del AcroArica, una persona que sabe combinar muy bien audacia y mesura. Y para ser justa tengo que también nombrar a Marcela, con ella pude ver cómo el compromiso con el “acro”, del cual hablé antes, traspasa a los pilotos y es capaz de movilizar y apasionar con la misma fuerza a alguien que no vuela.

Durante el AcroArica tuve la grata sorpresa de encontrarme con Sascha Pezo, el piloto con quien volé por primera vez durante cincuenta minutos por el cielo iquiqueño. Aquella fue una experiencia tan buena que inevitablemente me dejó enganchada con el mundo del parapente y abierta a nuevas experiencias. Por eso estaba tan entusiasmada con el AcroArica, sabía que sería significativo y que iba a dejar huellas en mi. Me parecen maravillosas las personas que se toman en serio sus sueños le dan sentido a la vida. Bueno, yo me quedo soñando con el AcroArica 2008 y con acrobacias en biplaza. Buenos vuelos… en todo tipo de vuelos.

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