Durante esta semana, específicamente el jueves 21 es la celebración del Machac Mara o año nuevo aymara, coincidiendo con el solsticio de invierno en esta fecha ocurre la noche más larga y el día más corto en nuestro hemisferio. El Sol se encuentra en su punto más alejado de la Tierra para luego reiniciar su ciclo de acercamiento.
Para nuestro pueblo aymara este es un momento de descanso antes de iniciar un nuevo año. Siguiendo el ritmo de la naturaleza a los hombres nos corresponde hacer un balance para luego, al igual que el Sol, empezar un nuevo ciclo con el compromiso de convivir armónicamente con la naturaleza.
En el contexto de la Región de Arica y Parinacota, si pensamos en el año que se nos va, veremos que fue el año de la creación formal de la nueva región, pero también fue un año marcado por diálogos cruzados e improductivos a nivel político local, un año que antes de irse deja ver nuestra mal llevada convivencia con la naturaleza que nos tiene con boro y arsénico en nuestras aguas, con plomo en nuestras casas, con esquinas llenas de basura y con un recurso pesquero sobreexplotado.
Difícil, pero necesario balance es el que tenemos que hacer para culminar este proceso, lo que sin duda nos ayudará a empezar el nuevo año con la fuerza del Sol. Una nueva etapa que sabemos que trae la implementación y puesta en marcha de la nueva región, un hecho que lejos de ser más cargos y más oficinas, debe desarrollarse como procesos y proyectos, que al igual que el ciclo agrario de los aymaras, debe desarrollarse con respeto, con sabiduría, haciendo cada tarea en el momento oportuno, combinando los distintos elementos sin causar daño, con reciprocidad, sin pretender quitar más de lo que se da.
Al inicio de este nuevo año prestemos atención a la salida del Sol, veamos que nos indica y pongamos nuestros cargos/dones en disposición para la siembra, no es el momento de pensar en cosechar. Bienvenidos los dispuestos a servir y no a ser servidos.
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